A MÍ NO ME GUSTA LA GASOLINA

No soy adepta a Daddy Yankee ni a Fonseca, y por lo tanto soy una de los excluidas de la mayor parte del universo musical que nos entregan la radio y la TV. Esa moda no es tan pasajera como algunos ilusos pensamos y parece que no nos queda otra opción que aguantar.

Sin embargo, aparentemente no somos tan extraños, ni tan pocos, aquellos que nos negamos a bailar al son de la gasolina y las gatitas sandungueras, pues el dial de la radio ha incrementado estaciones que ofrecen ofertas distintos musicales.

Desde los boleros de radio Felicidad hasta el, hoy tímido, rock sudamericano de Radio Ñ, podemos elegir ritmos que sean más de nuestro gusto.

Aparte de estas dos nuevas propuestas, tenemos las de siempre, salseras y románticas, como Radiomar y Ritmo Romántica.El monstruo del regaetton puede existir sin asfixiar a sus detractores, sí sé nos permite escuchar nuestra música.

Claro, en todo ese lío siempre estará la antigua disputa generacional que diferencia por edades los gustos de la gente, quienes bailaban con el General, hoy reniegan del perreo, sin caer en cuenta que son bastante similares.

Igual, en la variedad está el gusto, sin atropellar a nadie. Y así parecen haberlo empezado a entender los distintos gerentes de programación de las radio locales.

Claro que extrañamos el sonido contemporáneo de Stereo 100, que me consta, era una opción de muchos.Los amantes de la música clásica pueden seguir respirando porque Sol y Armonía se renovó y aseguró nueva vida como Filarmonía.

Pocos saben que la única radio dedicada a propalar el talento de los maestros clásicos, casi desaparece por la falta de apoyo económico.

De todas formas, hay géneros no cubiertos, como el de la Nueva Trova. A cuantos les suena el nombre de Silvio Rodríguez, sé que a muchos, uno siempre tiene un amigo, por lo menos, que va en búsqueda de su unicornio azul.

¿Por qué los trovadores no suenan en la radio? Estamos seguros de que tendrían su acogida.

Esa inexplicable omisión ha hecho que algunos consideren a Arjona como un trovador, una lamentable confusión.