FARÁNDULA LIMEÑA

lunes, diciembre 18, 2006

MINISERIES OTRA VEZ

Como pasó en el 2005 y el 2006 la apuesta de Frecuencia Latina para arrasar con las preferencias del público se cifra en sus miniseries hechas en el Perú, un fenómeno que ha destronado a las telenovelas nacionales, a las películas enlatadas, y a los propios programas periodísticos que antes constituían el plato fuerte del canal de la avenida San Felipe.

Y bueno, esa decisión tiene sus fundamentos, pues gracias a las producciones realizadas por Michelle Alexander y la productora Capitán Pérez, abanderada por el chino Aldo Miyashiro, han logrado lo que antes era una meta impensada: hacerle la guerra en sintonía a Magaly Medina, al punto de hacerle pisar el palito, y llevarla a declarar que podrían darse drásticos cambios en su programa.

Pero, no todo lo que brilla es oro. Si el 2006 fue un año con números en azul para las miniseries, el 2005 significó un sensible tropiezo.

Estamos seguros de que Baruch Ivcher no quiere ni recordar la biografía televisiva de Augusto Ferrando o la decepcionante historia de Viento y Arena, pero debería tenerlas presentes hoy más que nunca.

Dicen que no hay mal que dure cien años, pero en contrapeso, habría que admitir que tampoco la felicidad es eterna.

Y el boom iniciado por la vida de Dina Páucar no siempre ha sido sostenido en lo que a rating se refiere, a parte de los fiascos mencionados habría que señalar a Misterio y Lobos de Mar, con tibios resultados.

Y esto se puede repetir si se sigue apostando por las mismas formulas constantemente, la tercera temporada de La Gran Sangre ha sufrido un bajón en sus índices de audiencia, con respecto a sus dos primeras partes.

En una columna anterior expusé que el mayor motivo fue un relajamiento de los propios actores, que se hizo evidente en la trama.Alexander tampoco sale salvada de todo esto, porque Pide un Milagro denotó un desgaste entre los televidentes que se rendían a las gracias y ocurrencias del pequeño Johan Mendoza.

Gran parte es por la saturación que este niño actor perpetra con su imagen, entre su padre y la TV lo exponen al público a todas horas.

Por supuesto, que también entran a jugar la insistencia de los directivos de Frecuencia Latina, que rara vez apuntan a arriesgar en nuevos programas.

Lo suyo es repetir y repetir hasta el empalagamiento. Miyashiro me admitió una vez que él no había querido ser parte del elenco de La Gran Sangre, pero que se lo impusieron los hombres fuertes del canal latino.

Si Magaly está empezando a levantarse en sus amados puntos de sintonía, no es mérito de la urraca, sino de la miopía de los productores de estas miniseries, que empiezan a perder el terreno ganado.

Ojalá que Golpe a Golpe y que Yuru, la Princesa Amazónica no sean copias de otras series, quedemos originalidad, el público no es idiota, no lo menosprecien.