LOS AÑOS PASAN Y PESAN

El domingo al mediodía viví una experiencia un tanto surrealista protagonizada por un personaje muy querido de la TV latinoamericana, como es la Chilindrina.

La vi en América Televisión en la versión original de El Chavo del 8, de hace unos treinta años, y vía Nickelodeon (canal 40 de Cable Mágico) en la actualidad.María Antonieta de las Nieves sigue interpretando a la traviesa chiquilla de la recordada vecindad, pese a que su apariencia dista enormemente de la de una niña.

Tanto así que necesitaría de los efectos especiales hollywoodenses para hacer creíble su interpretación.Más de uno de ustedes, amigos lectores, pensará que soy un exagerado, pero es que la comparación entre estos dos momentos de la vida de la Chilindrina realmente me dejó un mal sabor.

Como dice el título de esta columna, los años pesan, y hay un momento en la vida que interpretar niños puede llegar a ser grotesco, y las risas son más en ton de burla que de celebración por sus ocurrencias.

El propio Roberto Gómez Bolaños, colgó el desgastado traje del Chavo, cuando el espejo le mostró la cruda e inexorable realidad: el tiempo no pasa en vano.

Es importante que el actor prime ante el personaje, porque solamente de esa manera uno sabrá cuándo decirle adiós a ese amigo que te acompañó por tantos años.En México parece ser una costumbre eso de los señores, en edad geriátrica, que gustan de vestirse y actuar como niños.

El actor y productor Xavier López, tiene 71 años, y sigue entercado en interpretar a Chavelo, el infante más longevo de la TV.Buscando información del personaje que conduce el programa En Familia, me di cuenta de que la mayoría de noticias relacionadas con él tratan sobre sus problemas médicos, como el de un dolor de hombro propio de su autentica edad, y no de la que le gustaría volver a tener.Pero ese no es un fenómeno que sólo afecta a los charros.

En el Perú también tenemos viejitos que siguen creyéndose chibolos. Al pie del cañón, infaltable en estas lides esta Yola Polastri, la líder de las burbujitas sigue en actividad, claro que alejada de los sets de TV que prefieren a bellas y jóvenes animadoras infantiles como María Pía Copello o Patty Wong.

Como respuesta a esa competencia, donde la gestora de Hola Yola tiene las de perder, Polastri empezó a disparar críticas a diestra y siniestra contra los programas infantiles de la actualidad.

No es que algunas de sus opiniones no estén bien fundamentadas, pero debería darse cuenta de que está desfasada.Sus espectáculos infantiles atraen más a los papás que a los hijos, quienes probablemente mirarán extrañados cómo esta señora, que bien podría ser su abuelita, salta de un lado a otro.

Un consejo Yola, a tus años estoy seguro de que podrás encontrar una actividad que te dé satisfacciones y de paso le dejé la dignidad a la animadora infantil que marcó época en todo nuestro continente.